EUROPA
PRESS
31 enero
2023
La
soledad no deseada en las personas mayores también es un problema de salud
La soledad no deseada en las personas
de edades más avanzadas no solo es una cuestión social, sino que también supone
un importante problema de salud. De hecho, ha emergido muy recientemente como
un factor de riesgo de diferentes patologías, tipo las enfermedades
cerebrovasculares, la diabetes, el alzheimer, o el
parkinson, entre otras.
"No es que la soledad cause estas enfermedades, sino
que es factor de riesgo para su aparición junto con otros factores o una
evolución más desfavorable", aclara en una entrevista con Infosalus el doctor Luis Agüera, jefe de sección de
Psiquiatría del Hospital Universitario 12 de Octubre (Madrid).
Pero para entenderlo mejor, este experto mantiene que todas
las investigaciones diferencian dos conceptos: la soledad, y el aislamiento
social. "El aislamiento social se mide, por ejemplo, por el número de
personas que el anciano ve al día o a la semana; mientras que la soledad es un
concepto más difícil de cuantificar en las investigaciones científicas".
El también profesor asociado de Psiquiatría de la
Universidad Complutense, y expresidente de la Sociedad Española de
Psicogeriatría indica que se ha visto que la soledad no deseada es
independiente del número de contactos que se tengan, porque uno puede tener más
o menos contactos, pero estos no son los que uno desearía, sino que viene de la
mano de los contactos que uno desearía tener y no tiene.
"Afecta esta soledad no deseada a personas con el deseo
no cumplido de tener más relaciones sociales y no tenerlas, y aquí se incluye a
la familia, a la pareja, a los amigos, o a otros puntos de relación",
indica, al tiempo que reconoce que desde que este factor se ha incluido en los
estudios científicos se ha verificado su notable importancia.
"Desde que se ha introducido el concepto soledad, y
soledad no deseada sí que ha aparecido como un factor de riesgo, y no es
cuestión solo social, sino que también afecta a la salud", insiste.
Su relación con la inmunidad y con la depresión
"No está claro de qué manera", afirma el doctor
Agüera, aunque sí ve segura su relación con un mejor rendimiento de la
inmunidad, de las defensas que tiene el propio organismo. "Luego, la
soledad puede estar muy relacionada con la depresión. Se sabe también que la
soledad tiene un factor negativo importante en el riesgo y en la evolución de
enfermedades. Muchas de ellas son cardiovasculares, o cerebrovasculares y otras
de tipo como el alzheimer y el parkinson como hemos
contado", remarca.
A su juicio, igualmente hay que tener en cuenta que las
personas en esta situación cuidan menos su salud, son menos adherentes a sus
tratamientos, tampoco tienen a nadie que les recuerde que tienen que tomar
pastillas, o tienden menos a ir al médico; de forma que los cuidados de su
salud pueden ser peores para la mala evolución de enfermedades.
Cómo ayudar a los ancianos en estas situaciones
Según defiende el doctor Agüera, hay que empezar a ser
imaginativo en estas cuestiones y se debe generar y reforzar una buena y amplia
red de centros para personas mayores, pero no los que se dedican a personas con
deterioro cognitivo, si no centros de día para personas que estén bien a nivel
cognitivo también es importante que estén presentes.
Considera que habrá un cambio positivo con el hecho de que
aquellas personas que son mayores ahora tienen más acceso a las tecnologías, de
forma que tendrán más facilidades a la hora de esquivar esa soledad a través de
aplicaciones o de páginas web, donde puedan establecer contactos con otras
personas y se favorezca también la relación social.
Dice este psiquiatra que hay alguna línea de investigación
que contempla la inclusión de animales de compañía, tipo un perro, que hace que
esa persona cuide del animal, deba salir al parque a pasear al perro, donde
puede conocer a otras personas.
"También esto está relacionado con el tener este
propósito de relacionarse más y socializar con otros porque sí que es verdad
que muchas personas han tenido un círculo de relación, pero lo han podido ir
perdiendo porque, por ejemplo, sus amigos han fallecido o sus hijos no viven en
la misma ciudad; mientras que otros son más hogareños y siempre han mantenido
un escaso contacto social, de forma que si alguno de los pocos que tienen les
desaparecen se quedan en una situación más desamparadas. Los centros de día
pueden ayudar bastante a establecer contactos sociales en este sentido",
defiende el especialista del Hospital 12 de Octubre de Madrid.
El reto de la soledad
En último lugar, el doctor Agüera llama la atención sobre
las últimas investigaciones científicas que están viendo la luz en la materia y
que ponen sobre la mesa el hecho de que la soledad representa a día de hoy un
factor de riesgo de enfermedades muy diferentes.
"Hay trabajos que lo vinculan con la demencia, con un
mayor riesgo de cáncer, con el desarrollo de diabetes, de enfermedades
cardiovasculares, como el infarto, de la depresión, pero también lo relacionan
con mayor impacto de las enfermedades que producen dolor. Se percibe este más
intenso, e incluso hay investigaciones que dicen que personas que sufren
soledad mueren antes, tienen una supervivencia menor", detalla.
De ahí que el doctor haga una llamada de atención sobre esta
situación porque, en su opinión, puede ser que se mire con lupa si la persona
tiene colesterol un poco alto o la tensión alta, y se estén pasando algunos
elementos muy importantes para la salud de la persona como la soledad no
deseada.
"Si sumamos esto
con el aislamiento social, el riesgo es mayor. Introducir en exámenes de salud
preguntas acerca de la soledad y considerarlo como un factor de riesgo para
muchas enfermedades que son físicas, pero también psiquiátricas, como la
depresión y todo lo relacionado con el deterioro cognitivo es fundamental. Y a
veces no solo es el médico, sino también el farmacéutico el que pueda dar la
señal de alarma. La farmacia en muchas ocasiones es el lugar donde se ven y
detectan estas soledades no deseadas, y que puede ser un lugar interesante donde
incidir favorablemente también", concluye.
En último lugar, y preguntado sobre si la soledad puede
entenderse también como una nueva epidemia de este siglo XXI, el doctor
mantiene que se está empezando a reconocer su importancia, teniendo en cuenta, asimismo,
que se trata de un fenómeno de los países desarrollados y cuanto más
desarrollados, aún está más presente.